Las redes
sociales son uno de los métodos que la tecnología nos ha dado y que utilizamos
para comunicarnos entre nosotros y dejar constancia de nuestras opiniones. Hace unos días, en una de las redes sociales que
utilizo, descubrí un enlace a una entrevista con el gran pedagogo Francesco
Tonucci, el cual utiliza el sobrenombre de FRATO para sus viñetas, en las cual
critica los problemas del sistema educativo.
Lo primero que
me llamo la atención es el título de este artículo “Los niños no son burros”,
el cual lleva a la reflexión aun sin comenzar a enfrascarse en la lectura de
sus líneas.
¿Qué entendemos
por burros? ¿Por qué comparamos a los niños con burros? Estos animales siempre
han sido utilizados como animal de carga y transporte y su nombre ha sido utilizado
para insultar a las personas, catalogándolas como personas tontas, brutas y con
pocos conocimientos.
Vivimos en un
mundo que está empeñado en categorizar, en catalogar, en ponernos nombres a
todos según lo que podemos hacer y lo que no, en ordenarnos en estanterías.
¿Por qué seguimos haciendo esto? Seguimos con la tendencia de despreciar al
diferente, al que no es como nosotros, cuando en realidad, todos somos
diferentes. Debemos dejar a un lado los prejuicios
y comenzar a ver la diferencia, la diversidad como una clara oportunidad de
aprender de los demás, de sus formas de hacer las cosas, de su forma de pensar,
etc.
Una de las
primeras ideas que expone es que no hay necesidad de agrupar a los niños por
edades, ya que tienen capacidades y ritmos diferentes, sino que sería
conveniente dejar las edades a un lado y mezclarles según el nivel que estos
tengan. En mis anteriores prácticas, he
tenido la oportunidad de trabajar y aprender en un colegio rural con pocos
recursos y alumnos, en los que los niños de infantil estaban mezclados, estando
todo el segundo ciclo de infantil, dividido en las dos aulas existentes.
Vivirlo tan de cerca me ha hecho darme
cuenta que en realidad es mucho más práctico, pues permite que se trabaje de forma
cooperativa y se fomente las interrelaciones, además de fomentar muchos
valores. Además de ello, el trabajo internivelar ayuda a que los alumnos
construyan sus propios aprendizajes de forma más rápida y significativa.
Otra de las
ideas que el gran dibujante expone, es
la necesidad de tener un mismo profesor para todo el ciclo, ya que así conoce mejor a los alumnos y como
trabajar con ellos, y no tienen que obligar a los niños a volver a adaptarse a
otro docente. También ayuda porque se puede evaluar mejor si se ha desarrollado las competencias y
capacidades del niño desde que empezó en el centro.
Tonucci cree en
la necesidad de variar la metodología, de huir de la educación tradicional, de
salir de las aulas. Cree en el movimiento, en el aprendizaje vivencial.
Insistimos en encerrar a los niños en 4 paredes para que aprendan todo lo que
van a necesitar fuera de ellas, les enseñamos lo que hay fuera, les hablamos de
las partes de las flores, de los tipos de animales, de cuanto miden las canchas
de baloncesto, les aburrimos a problemas en los que tienen que ir a comprar y
tienen que calcular cuánto dinero necesitan o cuantos kilos traerán en total.
Les enjaulamos, les cortamos las alas y luego nos quejamos de que no nos hacen caso, de que no logramos
que se interesen.
¿Por qué? ¿No
sería más útil que lo viesen ellos mismos, que midiesen el campo de baloncesto,
que hiciesen la compra, que viesen las plantas, que viviesen y aprendiesen por
ellos mismos? Les obligamos a aprender unos contenidos, de una forma
estipulada, sin darnos cuenta que es mucho más fácil y mejor darles la
oportunidad de que ellos puedan observar, experimentar, investigar lo que les
rodea. Es necesario partir de lo que realmente les interese a los niños, porque
solo así, permitiéndoles aprender por ellos mismos con lo que les rodea,
conseguirán no solo aprender de forma constructiva y significativa, sino que
estarán motivados en seguir aprendiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario